Emprender desde los datos de viabilidad
En estos momentos donde las personas buscan una salida profesional y, en consecuencia, una manera de ganarse la vida de la mejor manera posible, me encuentro con diferentes perfiles profesionales que quieren emerger en el mundo de la emprendeduría. En líneas generales, las motivos por las que deciden emprender y montar su negocio o actividad económica viene ligado por un lado, a abrirse un nuevo camino como consecuencia de las restricciones que encontramos en el mundo laboral y por otro, la base de iniciativas personales sobre ideas de negocio.
En unos casos, las personas tienen un aval de profesionalidad acumlado en años de trabajo; en otros casos, las personas están realizando una actividad laboral por cuenta ajena y han visto un “filón” que no cubre la empresa para la que trabajan, en otras circunstancias, las empresas han hecho despidos y la persona se encuentra en la toma de decisiones sobre su nueva situación laboral (desempleado/a) y en otros, las personas han consolidado una formación específica en un sector emergente y quieren iniciar su actividad de forma autónoma. No son los únicos. En todos estos casos, las personas que emprenden, tienen depositadas en su idea de negocio o actividad, un referente de expectativas entorno al trabajo autónomo o por cuenta propia sobre el que, quieren o piensan, pueden abrirles un nuevo horizonte. Esa es la idea de partida.
Iniciar un proceso de nueva actividad requiere como base ser consciente de los nuevos retos que se nos abren y las situaciones nuevas con las que hay que familiarizarse. Me refiero en este caso a trámites administrativos, documentación para justificar licencias, permisos de industrias, licencias de aperturas, subvenciones, efectuar pagos y cobros y una amplia dimensión de la promocions de los productos o servicios, atención al cliente, gestión logística, contrataciones, negociaciones etc. En resumidas cuentas, todo lo habitual de una actividad que se precie en un mundo de globalidad económica.
Ahora bien, muchas veces me llegan personas pensando que el punto de partida con la que quieren iniciar su actividad es una idea de éxito sin más. Gran error. Otras veces, vienen personas que tiene un local y quieren montar en ese espacio su idea clara y que eso funciona si o si. Gran error. En otras ocasiones acuden personas que solo basan su idea de negocio si les llega la subvención. Gran error. Otras veces vienen algunos sin tener claro la idea y quieren información de este nuevo entorno al que quieren acercarse. Pleno acierto.
Todas esas personas están inmersas en su nuevo mundo. Un mundo que no las deja dormir. Un mundo que se abre a la indagación y entrar en un nuevo lenguaje por conocer y fundamentar nuevas habilidades y actitudes para la emprendeduría; que si bien algunas personas las tienen consolidadas, en otros casos, deben profundizar en ellas. No me detengo en este tema pues lo sacaremos en una próxima ocasión. Quiero centrarme en esta ocasión en la parte más realista a la que debemos encaminar al futuro emprender/a: la formación y el conocimiento específico.
Sea cual sea la actividad económica que se vaya a ejercer, por cuenta propia, hay algo que las personas no pueden perder de vista: la formación y conocimiento en relación a dicha actividad. No se debe iniciar ninguna actividad de la que nuestro conocimiento y formación sobre el mismo es inexistente y nos movamos solo por intuiciones. Esto que parece tan evidente, muchas veces son situaciones de extrema debilidad de la persona que quiere emprender un negocio como empleo autónomo. Pongamos el ejemplo de alguien que quiere montar una peluquería sin saber nada de la materia. Esta situación nos generará una gran desventaja de partida con otras peluquerías y, consecuente, nos exigirá hacer una gran inversión de partida para contrataciones sumando un amplio coste y por tanto, mayo dificultad de sacar a flote nuestro empleo autónomo.
Otro de los ejemplos, es aquella persona que teniendo un local, quiera montar un negocio sin valorar y detectar los costes del mantenimiento básico a los que debe hacer frente y sobre los que sus competidores más cercanos ya están resolviendo. A modo de ejemplo, si el establecimiento a montar fuese una panadería no basta sola la idea inicial aunque tengamos el local sin equipar. Hay que valorar y calcular los costes de la apertura y el mantenimiento de los servicios en un periodos de al menos 1 a tres años.
En definitiva, antes de iniciar cualquier actividad de empleo autónomo es fundamental asesorarse con la finalidad de no perder nuestra capacidad de ahorro e inversión. Saber también que antes de iniciar cualquier actividad calcular en que porcentaje mi actividad debe sustentarse por si misma a posterior llegada de subvenciones o incentivos a la actividad. No podemos olvidar que queremos realizar una actividad económica que nos permita ganarnos la vida a medio y largo plazo.
La ilusión y nuestra actitud es la pieza fundamental para equilibrar nuestras ansias de empezar una actividad económica basada en datos y no en intuiciones. El camino no es tan inmediato pero nos aportará más datos para valorar la viabilidad de nuestra idea inicial y contrastarla con la realidad de la actividad económica en nuestro entorno próximo.
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