El final no detiene el próximo cominezo.
Todo comienzo va acompañado de su final. Tanto un momento como otro se establecen en el tiempo. Ser conscientes de ello nos permite preparar la nueva etapa.
Los comienzos casi siempre tienen esa extraña novedad de la curiosidad. Así lo vemos reflejado en muchas facetas de nuestra vida. Por ejemplo, el comienzo del nuevo año académico, el inicio de un empleo nuevo, empezar una actividad que siempre hemos querido hacer, etc,...
Podemos decir que, sin miedo a equivocarnos, activamos las ilusiones. Nuestro cerebro ponen en marcha todas las sustancias químicas que produce predisponiéndonos a la nueva experiencia. ¡Eso es lo fantástico!.
Esa nueva experiencia está planificada en el tiempo con su inicio y final. Unas veces son periodos cortos,otros momentos trascurren en más tiempo. Todos/as lo sabemos y nunca pensamos en su final; si lo pensamos, lo obviamos con una simple idea: ¡Todavía falta mucho!
Sin duda ese momento llegará. Concretamente, es en la etapa final de un proyecto, empleo o actividad en la que quiero centrarme. Muchas veces los cierres de etapas, actividades, empleo o cursos se viven con la dualidad del final y ahora qué.
Son muchas las experiencias que las personas suman en el día a día de su actividad. El tiempo pasa, la energías se han ido poniendo en hacer las cosas con la mejor de las actitudes y por su puesto, resolviendo los múltiples avatares que condicionan cada momento personal. Sin embargo, llegado ese momento del final; sumamos aspectos que enriquecen nuestra experiencia pues con ella andaremos por otros caminos.
En un primer momento, no seremos consciente de ese final de etapa. Pero ha llegado la fecha. En este instante, se vive el primer duelo de la pertenencia a un grupo que va a disolverse. Precisamente, es en esta ocasión, con la antelación suficiente, donde es necesario controlar el calendario. Surgen muchas dudas, se abre más profundamente el ahora qué, hacía dónde me encamino, qué pasos quiero dar, sigo por esta vía o busco nuevas oportunidades....
En un segundo momento, cada persona y el grupo en su conjunto, concreta el final o cierre. Cierto, en estos días se va dejando todo preparado, las personas con las que hemos pasado meses con muchas horas de trabajo y convivencia volverán a sus rutinas. Si, a esas rutinas que tenían antes de coincidir bajo un objetivo común en unas tareas concretas por un periodo definido. Ahora, es el momento de valorar lo mejor y lo aprendido. Esta es la clave con la que dar salida para pensar en el nuevo tiempo. Se descubre o se hace uno más consciente de la fuerza que da la seguridad de estar juntos, pero también de la importancia de abordar otro comienzo.
Precisamente, es en este tercer momento, donde los pasos ya van encaminados a la despedida. Pero no a una despedida de hasta nunca. Sino un paso adelante a la experiencia vivida conjuntamente. Sabemos que podemos superar nuevas etapas porque así lo hemos ido haciendo. Ésta es una más, con la que hemos crecido. Ahora tengo mi mochila llena de nuevos conocimientos, experiencias, nuevas actitudes, nuevos caminos que recorrer y la fortaleza de saber que ningún "...conocimiento del mundo sirve de nada si no tenemos el coraje de pasar a la acción".