¡Mamá, quiero ser artísta!
Reconozcamos
que el espectáculo, en su amplia dimensión, capta la
atención de menores, jóvenes, mayores y familias. Desde la música,
teatro, danza, malabares, magos de la escena, imagen,
modistas, sastres, peluquería, sonido, iluminación, etc.
Seguramente, se me quedarán en el tintero otros/as profesionales que
dan grandeza al espectáculo y a su repercusión, desde lo cotidiano,
a la construcción de sueños e ilusiones y al desempeño de una
profesión en toda su versatilidad.
Los
nuevos tiempos, de amplio espectro en la comunicación y transmisión
de estos espectáculos suman ondas, canales televisivos, páginas
webs, redes sociales y periódicos que generan una realidad llena de
emotividad y emociones compartidas de todos y todas aquellas que
quieren ser artistas o profesionales del espectáculo. Precisamente
es, en este punto de lo profesional, donde quiero centrar mi mirada
con la famosa frase de “Mamá, quiero ser artista”.
A
poco que hagamos una mirada de empatía con la frase; deduciremos que
resalta la importancia de dedicar tiempo a una formación específica,
en su dimensión teórica, práctica y viceversa, con sus aciertos y
errores pero en todo momento; con la experiencia generada. Esta
conocida frase guarda, como secreto a voces, las constantes alusiones
al sentir de la vocación por una profesión. Igualmente, la frase
marca el camino que cualquier profesional construye en su vida
laboral y personal. Esa construcción gira sobre los pasos, que cada
persona con sus motivaciones, encamina la selección de una o varias
profesiones. El límite lo pone cada uno. Este sería el camino ideal
si trazamos una línea recta.
Ahora
bien, existen muchas curvas antes de llegar a las líneas rectas.
Esta elección de profesión no resulta tan fácil en la vida de los
jóvenes que quieren iniciar algún camino profesional como primera
elección. Tampoco lo es para aquellos y aquellas que quieren
reorientar nuevos senderos profesionales. Por una parte, los jóvenes
se encuentran en la encrucijada de destacarse por opciones que abran
su camino a futuras profesiones. Profesiones que en su dimensión de
publicidad, promoción, difusión, y campos de actuación vienen del
bagaje acumulado familiar. En otros casos, del más o menos
acercamiento a ese mundo por intereses o motivaciones personales y a
los espacios de apoyo y continuidad; siendo más los limbos que las
posibilidades.
Por
otra parte, para las personas que deciden reorientar su vida
profesional hacía otro campo profesional; dado el cambio constante
que traen los nuevos tiempos a todos los profesionales. Aquí echo en
falta la facilidad para acceder a esa formación o reciclaje
profesional tanto en su dimensión teórica, práctica conciliando la
vida familiar y espacio laboral o el período de desempleo. En ambas
situaciones, fomentar los apoyos económicos y de engranaje con la
formación requiere de políticas orientadas a la actividad en una
formación continua.
En
el fondo se trata de repensar los servicios que ofrecemos en los
espacios destinados a la formación (empresas, sindicatos, programas
de formación en alternancia para el empleo, centros de formación
profesional, universidades, academias...) de los futuros profesiones
y de los que ya lo son puedan sumarse a los procesos de reciclaje
profesional y re-cualificación profesional. Grosso modo, la suma de
programas de apoyos que permitan cultivar la formación continua, la
promoción y especialización de los futuros profesionales que en su
concreción de “ Mamá, quiero ser…” se abran
un horizonte de posibilidades que pongan en alza sus cualificaciones
y profesionalidad en los sectores donde desempeñaran su
profesionalidad y adquieran nuevas competencias.
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