Agrupamientos en el aula, causalidad de la convivencia




La actividad docente es un reto constante.  Cada día se plantea como un mundo de cambios, impresiones, contenidos, actividades, tareas y convivencias varias en pequeños grupos, grandes grupos, en parejas y ese mundo individual que cada persona construye desde sus experiencias, sus emociones y sus aprendizajes. 

Son muchos los estímulos y situaciones que se presentan a lo largo de cada jornada. Ya sea en la educación reglada o en la formal, los docentes están provistos de una gran arma a su favor: la planificación del día a nivel de concreción de aula con su temporalidad o registro diario de la actividad docente.

Seguro que para muchos profesionales no estoy descubriendo nada nuevo. Lo sé. Sin embargo, si  pienso que es bueno tener presente ese punto de encuentro donde concretemos nuestro día en el aula. Me explicaré. 

Más allá que los elementos generales de esta profesión (contenidos, normativa, certificados profesionales, etc..)  estén presentes; hay que concretarlos en el aula y en relación a las características del alumnado general y en sus características específicas. Las del docente también.

Uno de los instrumentos que suelo usar es esta plantilla donde quedan reflejadas cuatro categorías relacionadas entre si. A modo de síntesis distribuyo y recojo en ella qué va ocurriendo en los agrupamientos y las actividades que realizo en el aula. Uso esta plantilla en relación a entender que: 


Fecha
00 /Mes / Año
Registro diario de la actividad docente
Tiempo
Contenido
Actividades
Agrupamientos
8,00-9,00



9,00-10,00



10,00-11-,00







12-00-13,00



13,00-14,00



14,00-15,00



Observaciones







El tiempo es esa variable que nos marca la evolución de cada día. Así éste no cobra sentido si no lo dotamos de contenido. 

Ese contenido nos marca el horizonte y el camino que debemos seguir para llegar a su concreción final en el día, semana, mes, jornada, taller, curso…. Pero aquí es donde viene lo más importante. Ese contenido no fluye por sí solo. Se hace necesario de un vínculo conductor que se genera a partir de actividades propuestas tanto desde el punto de vista de las competencias a desarrollar como si se aborda desde un enfoque de trabajo por proyecto. Tomando una u otra decisión en relación al trabajo con el grupo en el aula nos veremos inmersos en la convivencia. 

Precisamente, es en esa convivencia, donde el agrupamiento para las actividades debe ser otra de las variables a controlar en relación al alumnado. El agrupamiento es uno de los elementos que más aportan en la convivencia en el aula. En función de ellos, las relaciones tomaran unas vías u otras.  Por eso, es importante, entender que cuando abordamos cualquier tipo de contenido y se planifiquen las actividades a realizar; no dejaremos al margen los agrupamientos. 

Los agrupamientos no pueden quedar a la improvisación del momento y a la aleatoria de la casualidad. Muy al contrario, las propuestas de agrupamiento deben contemplar la componente causalidad para generar situaciones y sistemas de convivencia a partir de las actividades diseñadas según los contenidos y para las características del alumnado. No olvidemos que cada día el alumnado genera reacciones a la dinámica del trabajo en pareja, en pequeño grupo, en gran grupo o de forma individual. Muchos hemos visto como, las personas, tienden a agruparse sólo por afinidades de cercanía generando diferenciaciones grupales, etc. 

Atender a qué ocurre en esos agrupamientos nos facilitará las interacciones y generará un espacio más amplio para la convivencia en el aula. Es precisamente, en este punto donde los profesionales de la educación o formación podrían tener la ventaja de hacer agrupamientos en favor de la tolerancia, el trabajo conjunto, la cooperación, la competencia, etc, haciendo partícipes a todo el alumnado en esas relaciones. Basta recordar los diferentes roles que se suelen dar en las aulas y la importancia de hacer agrupamientos y usar las técnicas profesionales para ser generador de un clima de convivencia y participación. 

En conclusión, al igual que los entrenadores o entrenadoras de un equipo logran identificar los potenciales de sus jugadores y como combinarlos de tal manera que entre todos puedan alcanzar los mejores objetivos; el docente en su vertiente formal o reglada, tendrán presentes los agrupamientos para lograr con ellos esos resultados en cada curso, proyecto, taller  o nueva temporada.  






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