Pedagogía de la autoestima.
La autoestima es esa luz que nos
acompañará a lo largo de nuestra vida en cualquiera de los espacios en los que
nos movamos. Se forja desde los primeros años y se mantiene a lo largo de
nuestro día a día, unas veces, contra corriente, otras con la corriente a favor
e incluso, sin corriente.
La
autoestima en su idea elemental hace referencia a cómo nos sentimos al hacer nuevas cosas e incluso aquellas que ya
hacemos y, por tanto, se alimentará de nuestras
experiencias favorables, complejas, intensas, fáciles, etc. En definitiva,
a través de nuestra autoestima abordamos, participamos, generamos o creamos procesos de aprendizajes sobre diversas
situaciones en nuestro mundo cotidiano tanto de forma individual como grupal.
La
autoestima como la materia se crea y se transforma de manera sutil o de menara directa. Ser conscientes de
las cosas que hacemos, positivarlas, darles sentido práctico y de utilidad para nosotros completará
nuestra autoestima sin darnos cuenta pues, estaremos inmersos en para hacer
más que en lo que obstaculiza ese HACER.
La
autoestima está ligada al manejo personal y grupal de nuestras aptitudes y
actitudes, es decir, de cómo activemos nuestras
habilidades, recursos personales y/o sociales a la hora de hacer o de cómo nos desenvolvemos
en cualquier nueva situación o cotidiana
en la que nos veamos incluidos.
La
autoestima debe ser nuestra compañera de viaje. Esa compañera que alimenta
nuestro esfuerzo, que nos invita al hacer
sin miedo a equivocarnos. Esa amiga que nos hace superar los obstáculos
sabiendo que si se piensa se puede; esa compañera que nos sitúa en el ser más
allá del momento. Por tanto, podemos decir de la autoestima que como proceso
puede ser aprendida y por consiguiente, estará siempre en
construcción y transformación porque las personas somos dinámicas y ávidas de mejorar.
Atendiendo
a una definición, más o menos técnica, podemos decir que “la autoestima proyecta cómo somos, la valoración que hacemos de nosotros mismos atribuido
a las sensaciones y experiencias que
incorporamos a lo largo de nuestra vida de manera individual y/o
grupal”. En ese sentido, la autoestima
puede ser construida como proceso de
aprendizaje y como tal, mejorable y
medible desde la objetividad.